En el post anterior conté una de las experiencias al lado de los niños con respecto a la fe. La siguiente experiencia la viví en el recibimiento de unos niños un poco más grandes (entre 9 y 12 años) quienes llegaban de un retiro espiritual. Un retiro que llega a sus vidas en el momento justo pues están a punto de entrar en la pubertad y la adolescencia y es muy conveniente que tengan el apoyo de la fe para saber vivir de la mejor forma esta hermosa y compleja etapa de cambios físicos y emocionales.
Normalmente las experiencias de fe de los niños son bastante profundas y casi incomprensibles para nosotros. Las cosas que puede experimentar un niño en la fe, seguramente por su inocencia, difícilmente las podamos experimentar nosotros de adultos, pero escucharlos nos enriquecen enormemente.
En uno de los momentos del recibimiento, algunos niños espontáneamente pedían perdón a sus padres y a Dios por todas sus faltas; faltas que me avergonzaban realmente y no por que fueran graves sino precisamente por lo contrario, porque estos niños sentían un verdadero dolor de sus fallas y un sincero arrepentimiento por cosas tan ‘graves’ como no hacerle mandados a la mamá, no ayudarle a hacer oficio (limpieza) en la casa y otras cosillas por el mismo estilo que me decía a mi corazón “Si así fueran mis pecados…” y más aún me avergonzaba la actitud que tomamos ante nuestros pecados que ni siquiera nos causan dolor, el dolor de la ofensa a ese Dios que nos ama. ¡Cuanto nos falta aprender de los niños!, cuanto nos falta dimensionar el daño que hacemos a nuestra alma cuando la ensuciamos con el pecado.
Estos niños me han enseñado mucho y no quiero dejar pasar por alto esto para mis amigos lectores quienes pueden sacar fruto abundante de estas sencillas pero sinceras reflexiones.
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Creo que si los niños no estuvieran en nuestro mundo no podriamos descubrir otras facetas de la compañia de Dios a nuestro alrededor. Realmente podemos aprender mucho de ellos. Los más pequeños están libres de todo prejuicio humano y si que están cerca de Dios, en sus almas, llenas de pureza y sinceridad. Y Aprovechemos de su compañia enseñandoles al mismo tiempo de Jesús, su Santa Madre, de los Santos y de la Iglesia. Un buen comienzo es la oración simple y profunda. A ellos les gusta. Bendiciones a todos los que vistan este blog católico. Estamos en el mes del Sagrado Corazón de Jesús. En vos confio. Jaculatoria especial para enseñarselas a los niños.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog Germán. Ya tienes registrado un seguidor más. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
saludos, sin los niños el mundo sería mas infeliz de lo que ya es. Gracias por compartir estos espacios
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