La protagonista del hecho fue una estudiante universitaria,Katie Lentz, quien, según informa USA Today, salió ese domingo por la mañana de casa de sus padres con la intención de ir a la iglesia con unos amigos. El Mercedes que conducía chocó con otro vehículo y la joven quedó atrapada en una masa de hierro.
El sheriff de la localidad afirma que fue "el más terrorífico" de los que ha visto con supervivientes en sus 27 años de servicio. La policía tuvo quecortar la carretera en más de tres kilómetros para facilitar la llegada de los servicios de emergencia, entre ellos un helicóptero que debía trasladarla inmediatamente al hospital, pues aunque Katie estaba consciente y tranquila, sus lesiones eran graves y amenazaban su vida.
Alguien para rezar... y tranquilizar
Extraer su cuerpo del amasijo de metal en el que se encontraba atrapado llevó casi una hora. Hubo un momento en el que la chica pidió si alguno de los presentes quería rezar con ella. Y entonces se oyó una voz: "Yo lo haré".
Todos vieron entonces a un sacerdote de unos cincuenta años, de pelo canoso y con pantalón y camisa negros y alzacuellos. "Un sacerdote católico", afirma Raymond Reed, quien dirigía el rescate. Le sorprendió su aparición, porque la carretera estaba cortada y nadie le había visto llegar, y tampoco le reconocieron como el párroco de la única iglesia católica que hay en los tres pueblos de alrededor cuyos servicios de emergencia estaban allí concentrados.
El cura hizo algo más que acercarse a Katie y rezar con ella: tranquilizó a los bomberos y médicos, que comenzaban a desesperar ante las dificultades -hubo que mover el coche, con el peligro consiguiente para la víctima- y les aseguró que todo saldría bien y que Katie salvaría su vida.
Reed explica que sus palabras (y los óleos que llevaba y con los que tocó a Katie -la extremaunción- y a varias de las veinte personas que la rodeaban) fueron como un bálsamo repentino para todo el equipo, y con ese espíritu renovado lograron sacar el cuerpo de la joven.
Sesenta y nueve fotos... y no está en ninguna
Concluidas las tareas, buscaron al sacerdote para agradecerle su intervención, pero ya no estaba. Reed supuso que habría seguido camino hacia sus obligaciones dominicales.
La sorpresa vino después: "Tengo 69 fotografías del rescate y no aparece en ninguna de ellas", relata Raymond. Desde la diócesis de Jefferson City, a la que corresponde el punto del acciente, no se va a hacer una investigación del hecho, según declaró a los medios su responsable de comunicación, Dan Joyce. Pero sí han confirmado que no tienen noticia de que ningún sacerdote de la diócesis estuviese en el lugar de los hechos.
¿Ángel? ¿Milagro?
Katie continúa recuperándose satisfactoriamente, aunque tiene lesiones en el hígado, el bazo y un pulmón y rotas nueve costillas, la tibia, el peroné, los dos fémures y una muñeca. Su madre, Carla, está feliz y recuerda que todos los que la atendieron destacan que "no lloró ni gritó, sólo pidió a todos que rezasen". Para la familia, no hay duda de que quien la salvó fue "un ángel": "Un sacerdote no es un ángel, pero éste sí fue un ángel para nosotros y padra Katie", afirma uno de sus amigos.
En cuanto a Raymond Reed, jefe de bomberos y testigo más directo de todo cuando sucedió, él es más explícito aún: "Es un milagro"
Fuente: religionenlibertad.com
Si todos le vieron en verdad estuvo.
ResponderEliminarYo si creo en los ángeles.
Yo si creo en los angeles. Ellos son nuestro consuelo en tiempos de dificultad.
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