Todos los actos de apostolado donde hay contacto social no dejarán nunca de ser una oportunidad de exponernos a la burla, a la humillación y por consiguiente una gran oportunidad de crecer en humildad.
El hecho de hablar en público, por ejemplo, es un "caldo de cultivo" para tener un lapsus y quedar en blanco, o perderse en la idea, o tener pánico escénico, o decir una barbaridad, en fin, mil posibilidades de quedar en ridículo.
En esta ocasión tuve la oportunidad de hacer parte de un apostolado donde las posibilidades de "rubor" en el rostro son bastante altas.
La tarea: repartir medallas de la Inmaculada o de la Guadalupana en las calles a todo tipo de transeúntes.
En mi caso y en el de mis hermanos de misión, lo hicimos un día en la noche, en un sector altamente concurrido por jóvenes pues es una avenida principal de la ciudad llena de lugares de comidas rápidas. Adicionalmente ibamos con velas haciendo el Santo Rosario. Eramos 10 aventureros con 200 medallas por entregar, equitatívamente, al rededor de 20 medallas cada uno.
La situación gracias a Dios me causaba algo de dificultad, y digo gracias a Dios, pues el mérito en estas acciones aumenta en la medida que más cuesta y más se combate con uno mismo.
La primer reacción de la gente al acercarme a entregar la medalla era de rechazo. Una prevención natural frente a un desconocido que venía a entregar algo; ¿a razón de qué? ¿será que me va a dar algo extraño y peligroso para mi integridad? ¿será otro más pidiendo dinero? estos eran los cuestionamientos que pasaban por las cabezas de las 20 almas señaladas por La Mamá para mí.
Destaco varios casos:
1. El joven que al entregársela, la miró y se bendijo con ella
2. El grupo de tres adolescentes con ropa negra, camisetas con estampados nada tiernos, que daban imagen casí de secta oscura, pero que recibieron formalmente y con agrado las medallas.
3. La joven que me dijo "yo con creo en ella" cuando vió que era una medalla de nuestra Mamá y no quiso recibirla
4. El Señor que me hizo explicarle tres veces qué era eso, no me la recibió, cuando iba 30mts más adelante me hizo devolver y me hizo explicarle de nuevo, me ofreció $500 a cambio pues creía que era mi forma de pedir dinero, y que después de muchas explicaciones, finalmente la recibió con agrado (y gratis como todas!).
Finalmente, uno se toma confianza y se hace cada vez más fácil y agradable. Más porque a pesar de algunos rechazos, algunas "ignoradas" y desprecios, en general la gente fue muy receptiva y nunca recibimos malos tratos. Una experiencia que todos acordamos que debíamos repetir.
Son 200 medallas en manos de 200 almas; almas que posiblemente en ese momento pasaban por alguna dificultad, pedían alguna señal o respuesta del cielo; almas que tenían cerradas todas las esperanzas y que al recibir la medalla recibieron un nuevo aliento. No lo sabemos; el fruto es de Dios, nuestra tarea simplemente fue la de regar la semilla. Incluso en quienes la rechazaron, alguna inquietud debió quedar en su alma.
Y así, dejamos nuestro granito de arena para el triunfo del Inmaculado Corazón de María, pues 200 almas se llevaron una foto de mi Mamá
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GerMan. Hace años, pero hace años también reparti muchas medallas y muchas de ellas hasta en el extranjero. Las que reparti fueron de la Medalla Milagrosa. Muchas de Metal u de Hojalata y otras muchas de Plastico. También he repartido estampas. Calendarios Católicos en todos los tamaños. Novenas. Frasquitos de Aguas benditas gratis. Camandulas. Escapularios. Catecismos. Mensajes Marianos Fotocopiados. Niños Jesús de plastico, pesebres, instalaciones navideñas, Natilla y Buñuelo, Pantaloncillos y Camisetas Nuevas de todos los colores no todo de color amarillo aclaro, etc. Es que en Navidad si que se presta para hacer de todo esto. Y en cuanto a las Medallas acerca de la Madre del Cielo tengo algo más que decirles: Con las hermanas Vicentinas ó de la Medalla Milagrosa o las mismas Hijas de la Caridad tuvimos la oportunidad y con la ayuda del ejército nacional, la policia nacional y la alcaldia de hacer una lluvia de millones de medallas de la Milagrosa sobre la Ciudad de Medellín, allá en Antioquia, Colombia Sur América que pasaba un periodo bastante turbulento de su historia. Fue una gran lluvia Milagrosa del Cielo, pues, por esos días comenzaron apaciguarse muchos problemas de la Ciudad. Además una linda recomendación para muchos, podeis sembrar, medallas en vuestros jardines de vuestras casas de retiro, etc. La Madre del cielo las protege en gran medida. Ah, y ya para terminar, cuando esteis en el avión, en el tren, en el barco, en el metro, en un taxi, en un bus, en un lugar público podeis deajar algunas en puntos estrategicos, sea, que se queden allí o alguien se las lleve, como dentro del templo. No importa. La Madre del Cielo y los ángeles haran el resto. Tan es cierto e Increible ¡Personalmente! Deje un buen número de las Medallas de la Madre del Cielo y todas gratis, con la advocación de la Milagrosa, allá en París, en el Mismo Santuario donde la Santísima enseño esta misma Medalla. Les apuesto que fueron varios Turistas los que se quedaron sorprendidos por ello...! Todas las hacia bendecir de un Sacerdote animoso. Y fueron muchos los niños, adolescentes, jóvenes, adultos y Viejos que tuvieron la oportunidad de tenerlas y las gracias fueron bastantes incluidas. Es una bella misión en Navidad y en todas las épocas del año. Las podeis entregar en la Universidad, en la Oficina, en el Teatro del Cine, en un Restaurante, en un Hospital, en una Carcel,en un Ancianato, en los Escenarios de deportes, a los empleados de vuestra Unidad residencial, en fin. La tierra entera con la Madre de Dios. Amén. Aleluya. Estamos en Adviento, claro que si. Animo. Y exitos con esta evangelización y este blog. Bien.
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